El viento se frota las manos entre los árboles

Presentamos una muestra poética de Ellen Bass traducida para Alastor por el poeta y crítico Mario Zetino.

Sea and clouds. By Manny Vanegas

LOS ANILLOS DE SATURNO

 

Anoche vi los anillos de Saturno

por primera vez, esa banda brillante

de cristales de hielo y polvo. Espejos

pastoreando la luz, recogiéndola

como polen o maná

o cubos de agua dulce y clara sacada

de las profundidades de un antiguo pozo.

El resplandor se derramó por mis pupilas

hacia este pequeño cuerpo temporal,

mi cerebro arrugado en su cráneo de cascarón de huevo,

mi sangre circulando, los pechos que recuerdan

el escozor y el rubor que venían con la leche.

Saturno, sus congelados anillos de fuego blanco,

reflejando al sol a mil millones de kilómetros.

Tal vez haya una palabra en otro idioma

para cuando la distancia se disuelve en el tiempo.

¿Cómo cambiamos cuando nos quedamos fuera,

bajo las grandes estrellas del verano,

nuestros poros abriéndose en la noche?

La tierra desde Saturno es un orbe azul pálido

más pequeño que el corazón de quien sea que ames.

No se olvidan los polos de la tierra

convirtiéndose en aguanieve,

no se olvidan las tortugas

ardiendo en el Golfo.

El Burger King al final de la calle

está friendo hamburguesas perfectamente redondas,

las vacas de la I-5 están paradas hasta los tobillos

en excremento. La televisión

despliega sus alas azules por la ventana

de la casa de enfrente,

donde el marido de alguien apretó una pistola

contra el cielo de su boca.

Esta coreografía de la ruina, el mundo rompiéndose

como vidrio bajo un microscopio,

la forma en que no se agrieta todo a la vez,

sino que se extiende desde las cavidades dañadas.

Y por un momento, todo retrocede.

Las papas del patio trasero crecen en silencio,

enterradas bajo su dosel de hojas.

El viento se frota las manos entre los árboles.

 

Traducción de Mario Zetino

 

PLEGARIA

 

Una vez me puse un vestido líquido como el vodka.

Mi amante me miró ascender

desde el subterráneo

como si yo fuese un manantial

abriéndose paso.

Deseo dejar de desear que me deseen de esa manera.

Estoy cansada del canto que la lluvia entona en junio,

el coro de la esperanza, el verde voraz,

la tierra, su ornada corona de árboles

despuntando desde su fértil cabeza.

Hay cosas que deseaba, como todo el mundo.

Pero a este ángel de los deseos a quien he alabado

tanto tiempo, ahora le pido poder aceptar

el mundo tal cual es.

 

Traducción de Manuel Bolaños y Mario Zetino

 

ODA AL CORAZÓN

 

corazón déjame más tener piedad

Gerard Manley Hopkins

 

Es tarde y la vieja escuela está desierta,

pero la puerta no está cerrada. El linóleo se hunde

y se abomba, los pasillos se han encogido.

Y tiemblo por el niño

que entró en ese edificio de ladrillo,

su pequeña cara mirando hacia afuera

desde la capucha de un abrigo de lana.

 

Mi padre me contó que cuando él era un muchacho

los judíos vivían en una calle, y los italianos en otra.

Para ir a casa él tenía que atravesar

el territorio prohibido.

Se quitaba el cinturón y le daba vueltas como un salvaje

mientras corría, con el viento silbando

al pasar por la hebilla. Alabado

sea el corazón: te despiertas cada mañana.

Te lanzas a las calles.

 

Traducción de Mario Zetino

SATURN’S RINGS

 

Last night I saw the rings of Saturn

for the first time, that brilliant band

of icy crystals and dust. Mirrors

shepherding the light, collecting it

like pollen or manna

or pails of sweet clear water drawn

from the depths of an ancient well.

The gleam poured through my pupils

into this small, temporary body,

my wrinkled brain in its eggshell skull,

my tunneling blood, breasts that remember

the sting and flush of milk.

Saturn, its frozen rings fire-white,

reflecting the sun from a billion miles.

Maybe there’s a word in another language

for when distance dissolves into time.

How are we changed when we stand out

under the fat stars of summer,

our pores opening in the night?

The earth from Saturn is a pale blue orb,

smaller than the heart of whoever you love.

You don’t forget the poles of the earth

turning to slush,

you don’t forget the turtles

burning in the Gulf.

Burger King at the end of the street

is frying perfectly round patties,

the cows off I-5 stand ankle deep

in excrement. The television

spreads its blue wings over the window

of the house across from mine

where someone’s husband pressed a gun

against the ridged roof of his mouth.

This choreography of ruin, the world breaking

like glass under a microscope,

the way it doesn’t crack all at once,

but spreads out from the damaged cavities.

Still for a moment it all recedes.

The backyard potatoes swell quietly

buried beneath their canopy of leaves.

The wind rubs its hands through the trees.

 

 

 

PRAYER

 

Once I wore a dress liquid as vodka.

My lover watched me ascend

from the subway

like I was an underground spring

breaking through.

I want to stop wanting to be wanted like that.

I’m tired of the song the rain sings in June,

the chorus of hope, the ravenous green,

the earth, her ornate crown of trees

spiking up from her loamy head.

There are things I wanted, like everyone.

But to this angel of wishes I’ve worshipped

so long, I ask now to admit

the world as it is.

 

 

 

ODE TO THE HEART

 

heart let me more have pity on

Gerard Manley Hopkins

 

It’s late in the day and the old school’s deserted

but the door’s unlocked. The linoleum dips

and bulges, the halls have shrunk.

And I shiver for the child

who entered that brick building,

his small face looking out

from the hood of a woolen coat.

 

My father told me that when he was a boy

the Jews lived on one block, Italians another.

To get home he had to pass

through the forbidden territory.

He undid his belt and swung it wildly

as he run, wind whistling

through the buckle. Heart

be praised: you wake every morning.

You cast yourself to the streets.

 

 

 

 

Traductor: Mario Zetino y Manuel Bolaños

Mario Zetino (Santa Ana, El Salvador, 1985). Poeta, antólogo, traductor y académico. Es Licenciado en Letras por la Universidad de El Salvador. Ha publicado los poemarios Uno dice (Índole Editores, 2013) y Los caballos dorados (Zeugma Editores, 2017). Ha compilado las antologías de poesía 25 poetas. Memorias de la Casa (Índole Editores/Fundación Claribel Alegría, 2011) y David Escobar Galindo: La luz del amor jamás será ceniza (Universidad Dr. José Matías Delgado, 2018). Poemas y traducciones suyos han sido publicados en diversos medios y antologías, tanto nacionales como internacionales. Formó parte del taller de poesía de La Casa del …

Más del traductor

Autor: Ellen Bass

Philadelphia, 1947. Poeta estadounidense. Se graduó en escritura creativa en la Boston University, donde estudió con Anne Sexton. Entre sus poemarios están Mules of Love (2002), The Human Line (2007), Like a Beggar (2014) e Indigo (2020), y entre sus libros de no ficción: The Courage to Heal: A Guide for Women Survivors of Child Sexual Abuse (1988) y Beginning to Heal: A First Book for Men and Women Who Were Sexually Abused as Children (2003, con Laura Davis). Con Kate Kaufman, escribió Free Your Mind: The Book for Gay, Lesbian, and Bisexual Youth—and Their Allies (1996). Entre …

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