Dolorosa primavera de las hermanas de Kafka, un poemario de Javier Alvarado

Prólogo al libro del poeta panameño publicado por Álastor en su edición número 5.

Foto de Luigi Esposito Jerez (ver galería completa en Álastor).

El siguiente texto encabeza la primera edición de Dolorosa primavera de las hermanas de Kafka, de Javier Alvarado, publicado en versión digital por Álastor en diciembre, 2017.

 

La escritura

El poemario Dolorosa primavera de las hermanas de Kafka es una sucesión de cuatro partes numeradas, escritas con líneas líricas de diversa extensión. Las líneas  se cierran con pausas, pero, en ocasiones, después de las pausas se prosigue en otras líneas, a modo de encabalgamientos. También, de vez en cuando, la escritura tiende al diseño gráfico, aspecto que recuerda los experimentos vanguardistas. El efecto de esta escritura es perturbador y obliga a retroceder la lectura, es decir, a volver a leer para captar el sentido. No siempre se logra descifrar la escritura; los escollos no son gramaticales, sino claves oscuras o mensajes coherentes para el escritor, únicamente para el escritor, porque evocan situaciones íntimas.

Estas breves anotaciones aluden al primer enfrentamiento del lector. La materia verbal de Dolorosa primavera de las hermanas de Kafka se distribuye libremente, como ocurre en las actuales escrituras poéticas.

Los frecuentes epígrafes se relacionan con el significado de los poemas e intervienen en la apariencia gráfica de la totalidad.

El sentido

En Dolorosa primavera de las hermanas de Kafka se entrelazan algunas voces. La definición de polifonía identificada en la literatura, en este caso, conviene cabalmente. Son voces que provienen de algún autor de la biografía de Kafka, de los diversos autores mencionados en los epígrafes, voces supuestas de las mujeres de Kafka, del Diario de Ana Frank, de documentos escritos sobre el Holocausto, etc.

Una voz es la del yo poético. La primera persona del singular contiene declaraciones que pudieran sugerir experiencias autobiográficas. La vaguedad  es propia del arte literario. Así pues, el yo – autor se remite a una pubertad y a una formación de escritor: “que se nos viene desde la pubertad / con las prohibiciones estilísticas y alianzas con el padre”. La primera persona del plural  se usa con el fin de ocultamiento, pero, se habla de algunas acciones emanadas del padre.  En otro momento de la primera parte se menciona una excursión: “Pasando/ sin ser percibidos / ante el flash de los excursionistas”. De hecho, el yo poético alude a esta experiencia como si la hubiese vivido.

El yo poético en conexión con el yo real se manifiesta en “Renovación de cédula”: “Hoy he tenido miedo de mi identidad” […] “llenar unos datos, volver al nacimiento / y el dolor parturiento de mi madre”. Esta evocación, sin duda, es del acervo personal e individual. Más adelante se lee: “y rumiar la manzana absurda / que me arroja a la espalda, la mano piadosa de mi padre”. Por cierto, es una alusión a un relato de Kafka, aunque incluye también una vaga referencia al propio padre.

En la parte segunda, el yo poético introduce una posible acción del yo autor, en formas figuradas: “Golpeando la ventana de la madre, / o de alguna mujer que amamos/ y que aún despelleja las rosas”. Líneas adelante aparece una confesión de corte filosófico: “Esto que no soy y que sin embargo sigo siendo”.

Las alusiones declarativas prosiguen. En el poema “La niña del vestido rojo en la lista de Schindler”, se lee: “Pudo ser mi hermana o mi madre / o la novia / de algún hermano perdido en la posguerra”. ¿Pueden estar personas referirse a familiares reales o son únicamente figuras traídas para expresar angustia y desesperación?

La constatación que conduce al yo poético-autor se perfila en las siguientes líneas: “Extrañar a los amigos que aún me llaman / y que sin embargo siguen habitando mi conciencia / con una profunda nostalgia como si estuviesen muertos”. Sin duda, la voz proviene desde una residencia en otro país y es tan intenso el efecto de la distancia que la añoranza se compara con la desaparición por muerte.

En la parte cuarta se encuentra esta oscura declaración que proclama un aspecto de la condición humana, el de la soledad. Ni siquiera la pertenencia familiar logra superar el aislamiento: “nos engendramos solos sin escoger a nuestra progenitura”. Otra vez el uso de la primera persona del plural funciona como ocultamiento.

Bien sabemos que la distancia entre el yo poético y el autor, en la poesía lírica, es menos evidente. No obstante, el poema puede configurar un aspecto narrativo, rasgo muy frecuente en la actualidad. De modo que el yo poético puede dar paso a la presencia de otras voces, sin que por ello pierda el tono lírico quizá percibido por el uso del presente del verbo.

Otras voces

Las voces se inscriben en un amplio marco histórico sobrentendido en cuanto al orden temporal de los acontecimientos. Se ha dejado al lector rastrear los datos. Javier Alvarado da por hecho que las circunstancias son conocidas por todos.

Por intermedio de historiadores y biógrafos, voces no identificadas en el poemario, surge la persona de Kafka y las de su familia: el padre despótico, la madre silenciosa y las hermanas. El ámbito es Praga. De esta misma fuente brotan las noticias sobre los amores del autor checo, impostadas del epistolario conservado. Igual cosa ocurre con los ecos de El castillo, La muralla china, y La metamorfosis, contenidos narrativos trasladados, de formas diversas, a la producción del poeta Alvarado.

Otros autores suministran datos relacionados con el Holocausto: el diario de Ana Frank, la lista de Schindler, las terribles informaciones que se conservan de los campos de concentración.

Otra fuente aludida corresponde al período de la posguerra y el emblema escogido es el de la presencia del dramaturgo Bertolt Brecht . Este tema remite a situaciones de aspectos políticos y sociales.

El poemario Dolorosa primavera de las hermanas de Kafka no es reconstrucción histórica. La inexplicable compulsión creadora que es la poesía, en este caso, presenta un mosaico de imágenes que proyectan dramáticos y tristes episodios del comportamiento humano.

El efecto

¿Se podría decir que el poemario es una manifestación de expresionismo literario? Sin duda lo es. Javier Alvarado transfigura sus vivencias en una escritura firme, pero que en virtud de la ambigüedad lírica, se abre a múltiples interpretaciones. Alvarado seleccionó contenidos emotivos; aunque el efecto final de su escritura será siempre causa de interrogaciones sin respuestas y, por ende, de silenciosas reflexiones.

 

Quito, octubre, 2017